El liderazgo creativo no es un concepto nuevo que haya surgido en estos últimos años. Henry Ford comenzó con esta práctica aplicando la cadena de montaje con la fabricación del Ford Model T en 1913. Un líder que supo aplicar la creatividad a su tiempo para ser más eficiente.
La creatividad es fundamental en las empresas y dadas las circunstancias que vivimos es una nueva demanda que tiene el mercado para los profesionales. Una competencia que lleva un siglo siendo la clave del éxito de muchas grandes ideas.
Desde la llegada de la pandemia la forma de trabajar ha cambiado y, por lo tanto, las cualidades demandadas a los trabajadores. No solo ha habido un proceso de digitalización de tareas y una implantación del teletrabajo, sino también de adaptación y convivencia con la incertidumbre y el cambio. Para lidiar con ella y superarla, la creatividad es una gran aliada. Es más, el liderazgo y la creatividad siempre han estado estrechamente conectados, y han sido la causa principal del éxito de grandes empresas como Apple.
En los momentos de crisis, los líderes y managers que han sabido adaptarse son los que han logrado que sus compañías se recuperasen e incluso salieran reforzadas. Por eso, ante la dificultad hay que crecerse. Enfocarla como una situación de oportunidad de la que se puede sacar provecho. Estas situaciones de cambio son el momento perfecto para activar el pensamiento creativo.
¿Por qué el liderazgo creativo es tan importante?
La innovación empresarial es esencial para mejorar la competitividad. Y el liderazgo creativo es la clave para lograrlo.
Esta cualidad consiste en desbloquear el potencial creativo de un equipo de profesionales, no el de uno propio. El buen líder creativo es el que fomenta la creatividad como búsqueda de soluciones a problemas o situaciones adversas.
Los líderes deben permanecer en búsqueda constante de lo nuevo, reinventarse o morir. Hay que buscar ideas innovadoras y transgresoras. ¿Cómo se consigue esto? Estudiando y buscando el espíritu de la renovación.
Con un líder que esté en esta búsqueda constante, la creatividad será parte de la cultura empresarial, lo que propicia que la compañía esté mejor preparada para afrontar cualquier tipo de situación de crisis o inestabilidad. Una mirada constante hacia el futuro y la mejora, harán que la empresa evolucione. Además, un liderazgo basado en la creatividad llevará al equipo a trabajar fuera de la zona de confort y a mantener la mente abierta a nuevas ideas.
Con personas así en una empresa se generan diálogos y los famosos “brainstorming”, que dan como resultado puntos de vista muy diferentes entre sí, enriqueciendo los proyectos. Dando lugar a una organización más eficiente e inteligente, capaz de adaptarse a los cambios del mercado.
Para poder llevar acabo este liderazgo, el líder debe tener ciertas cualidades:
- Observar y explorar: curiosidad, capacidad de búsqueda de inspiración por diferentes métodos (estudiando, leyendo, intercambiando ideas con profesionales, etc.). Lanzarse a ideas nuevas y aprender tanto si salen bien como si salen mal.
- Tener un objetivo claro: el líder creativo tiene las ideas claras y sabe lo que quiere conseguir. Con un objetivo en mente sabrá cómo lograrlo y cómo motivar al equipo a que lo logren. Algo que hay que tener muy claro es que la creatividad no sirve de nada sin resultados.
- Dirección de equipo: Es un guía. Debe construir equipos multidisciplinares y concederles la oportunidad de que innoven.
- Ser inspirador: un buen líder debe ser ejemplo para sus compañeros, pero no quedarse ahí, tiene que ser una fuente de inspiración para ellos. No debe tener miedo y arriesgar, incluso pelear por lo que quiere para servir de referente a los demás.
- Flexibilidad: es la clave del éxito. La capacidad de adaptarse a los cambios es el factor diferencial.
En el actual paradigma en el que vivimos, el cambio es la única constante. Por eso, hay que aprender a adaptarse a las nuevas circunstancias de la manera más eficiente posible. En este contexto, el líder creativo, será la persona indicada para encabezar el camino.
